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sábado, 29 de octubre de 2011

HIV/SIDA Uruguay: HABLEMOS EN SERIO


Hace poco, como todos los años, se celebró el Día Internacional de la Lucha contra el SIDA. En Uruguay, de acuerdo a los datos aportados a través de los medios de prensa, el panorama sería alentador, en cuanto a la supuesta disminución de los casos de enfermedad y mortandad.

Sin embargo, debemos ser concientes de que no se nos está diciendo toda la verdad, y que ese panorama alentador es tan sólo una fachada de una realidad que va en aumento debido a un manejo totalmente irresponsable de los sistemas de detección de la enfermedad.

Si uno pregunta a cualquier persona, en general, el ciudadano tiene la idea de que hoy día un examen de HIV, es “de rutina”, al sacarse el carné de salud, o el examen de aptitud física, al solicitar un chequeo, al operarse o al cambiarse de mutualista. Pues debemos informar que NO.

El examen de detección de HIV, que es un examen ELISA barato y que se realiza en 20 minutos, suele ser el último examen a realizarse cuando el individuo presenta la sintomatología de una de las enfermedades consideradas como “marcadoras”, esto es, las enfermedades que están vinculadas al virus HIV en etapa SIDA, es decir, cuando el virus ha provocado tal daño en el sistema inmunológico que provoca ese tipo de enfermedades que, en individuos con sistemas inmunológicos normales, no se producirían. Esto hace que el pronóstico sea reservado, dado que el propio tratamiento de la patología a enfrentar, puede agravar el estado del paciente, por los efectos secundarios de la propia medicación, además de que se puede estar ante un sistema inmunológico tan débil que no sea capaz de resistir al tratamiento con antirretrovirales, y se produzca el desenlace fatal de una enfermedad que puede demorar hasta 10 años o más en manifestar síntomas.

Pocos saben que una gripe fuerte o una diarrea pueden ser síntomas de HIV en etapas tempranas. Estoy segura de que nadie ha ido al médico con una fuerte gripe o una diarrea, y se le ha indicado un examen de HIV. Y pueden ser signos de la existencia del virus, como otras afecciones que son atribuidas graciosamente a “bajas defensas”, sin que se investiguen las causas de ellas.

Es curioso ver cómo la indicación de un examen de detección de HIV, sea un tema tabú hasta para los propios médicos, que dudan mucho antes de indicarlo, y se excusan en que dicho examen debe ser “consentido por el paciente”, pero ellos no son capaces siquiera de sugerirlo, y, ante una diarrea, mandan una dieta, y, si es muy persistente, un copro-bacteriológico, nunca un examen HIV. Luego, cuando el paciente fallece, se conforman con hacer bien los deberes localizando a los posibles contactos y haciéndole un examen a quien le dan la “buena noticia” de que ha estado en contacto con un paciente HIV, ahora posiblemente fallecido.

Hace poco, un conocido me dijo que se sentía mal y no sabía por qué, y le pidió a su médico un examen HIV, y fue el médico quien le preguntó: “por qué un examen HIV, si tú tienes pareja estable?” Contestación bastante pueril en estos tiempos, pero insólita y criminal en un médico que debería, por sí mismo, indicar dicho examen. Pues esto es sólo un ejemplo.

Es necesario decir que si el Uruguay no cambia sus políticas de detección de la enfermedad, va a seguir perdiendo vidas por culpa de la misma. Vidas que, un país envejecido como el nuestro, no puede darse el lujo de perder, vidas jóvenes y productivas, por una enfermedad que, hoy por hoy, pese a no ser curable, puede permitir al individuo gozar de una vida larga y saludable.